No soy la Perlongher (1) en tacos en la marcha del 25 de mayo de 1972
expulsada al canto de “no somos putos, no
somos faloperos, somos de la FAP
y de Montoneros”.
No soy la Puig (2) en el año en que se publicara “El beso de la
mujer araña”, el mismo año del comienzo de todas las atrocidades.
No soy la Valeria del Mar Ramírez (3), chupada por segunda vez con once travas más en
el Pozo de Banfield, el mismo año que Argentina saliera campeón mundial de Fútbol
clase 78.
No soy la Jáuregui (4) en la mesa de Mirta Legrand en los primeros
años de los noventa, donde puto y sida eran sinónimos.
No soy la Sacayán (5) patenado el conurbano, siempre perseguida por
todas las policías y asesinada por un chongo patriarcal.
No soy la MOMA (6) desheredada de su familia, parada en 1 y 64,
con petaca eterna para bancar el frío, y hace poco ninguneada a fojas cero en
la causa por su “homicidio simple” y por su comunidad lgtbiq local.
No soy un periodista diverso, disidente y
copado, solo elijo no cargarle a nadie, a ningunx cercano o lejano toda la
mierda que recibí de la heteronorma: en mi barrio, en la escuela, en la iglesia,
en mis trabajos pagos, en los no pagos y en las diferentes militancias,
activismos y relaciones sexoafectivas. (Nota de esta autora: el día que en mi
trabajo se enteraron que no iría por un mes por estar con un cuadro de
hepatitis B, hubo pánico porque no sabían si haber compartido el mate, el baño
o un beso, los haría portadores).
Tampoco soy una víctima ni de las buenas ni de
las malas, ni de las que gustan ni de las que no gustan. Aún no he recibido ningún
premio por la paciencia marica a que las cosas mejoren, a que la institución
resuelva, a que las personas se den cuenta o caigan en la cuenta, y espero no
recibirlo nunca.
La paciencia no es mi característica
primordial, por eso he elegido de una buena vez y por todas tenerme paciencia a
mí misma: respetarme todas las contradicciones, porque ser marica, trabajadora
estatal, aprendiz de yogui, hije, hermane, amigue, amante amorose, geminiana y
cabrita es tener una vida de sobresaltos cotidianos.
Elijo no tener que encasillarme en cada cosa
que me piden:
- ¿Vos no eras puto y feminista? Sí claro, pero
hoy estoy de paro.
-
¿Vos
no eras de los Varones Antipatriarcales? Sí, hace casi diez años y pensaba que
era importantísimo serlo.
-
¡Pero
vos no sos el que escribió el libro Fichados, qué libro tan necesario! Sí y
hace varios meses que no escribo nada, que solo me dedico a andar en bicicleta
120 cuadras diarias, hacer fuego en la estufa a leña y a soñar con irme un año
de viaje por Latinoamérica.
La única diferencia con el resto es que no
elegí un antifaz, un disfraz, una cara de normal para pasarla mejor y dar
señales de inofensiva. Realmente soy muy
inofensiva para este mundo pero peligrosa para mi misma, cuanto más me conozco
más me cuido de mí.
No elegí el papel de la marica blanca
progresista y equilibrada: está llenas de esas, que lo hacen mejor que yo, de
esas que nos piden calma y tranquilidad, y nos enseñan sus aplicaciones para
solicitar derechos por las vías democráticas y online. Y no son solo maricas,
también son compañeras y amigas heterosensibles, que de muy buena fe nos
interpelan a que por ahí más tranquilas, más comprensivas y equilibradas, las
cosas van a mejorar.
Ya hay demasiado encasillade, doblemente identificable
para sumar más a la lista.
No soy la marica que le grita macri puto, ni
tampoco macri gato. Yo no le tengo bronca a Macri, al FMI, al neoliberalismo, a
los políticos de turno, a los que ya estuvieron y a los que estarán, es mucho
tiempo destinado en esta existencia tan corta que tenemos. No me sirve gritarle
macri heterosexual y con el prefijo Cis, eso se lo dejo a las académicas
disidentas que necesitan un desahogo en medio de la rutina.
Me siento más cerca de las maricas que
mostraban el culo al poder y que luego de muchos años decidieron no hacerlo
más, porque: ¡Por qué mostrarles nuestro culo a quienes no les interesa la analidad?
Y que luego interpelaron a todo el movimiento de resistencia para dejar de
cantar hijos de puta o la puta que te parió, porque como bien sabemos, eso no
es ningún insulto. Me siento más cerca de las putas, de las trabajadoras
sexuales, aunque crea que el abolicionismo es la posibilidad de acabar con la
explotación sexual. Porque no creo que nadie tenga el derecho a decirle a
ninguna colectiva cómo debe hacer para luchar por sus derechos, cómo debe definirse o cómo debe coger.
-
¿Pero
a vos no te gustaban los choris? Sí me encantaban, pero se me fueron los
triglicedos a la mierda, ahora soy ayurbédica.
-
Ahora se hace la abstemia la marica. No, solo que ya tengo menos aguante
amega.
Tanto casillero íbamos a tener. Nos piden
coherencia a las maricas asalariadas y no se los piden a las maricas
entreguistas, y no hablo de esas que entregamos el culo sin preámbulos, sino de
las otras: las robledo, las de la capital, la de los cochecitos con bebes de
estados unidos y arcoiris en el prime time. Pídanle coherencia a sus compañeros
combativos!
Nos piden coherencia a las maricas de las
organizaciones populares, nos piden trabajo de base, y cuando estuvimos juntas con las compañeras
esas 24 horas históricas en el congreso, donde conseguimos media sanción, nos
acusaron de feministas liberales dialoguistas con el poder.
La marica, la disidenta, la achupinada, la
adornada, la fiestera, la petera, la sexópata, la loca, en definitiva: la puta
¡Cómo no tener cientos de motivos para juntarnos con todas las putas y hacer
que el patriarcado deje de existir! A las maricas durante muchos años nos
dijeron que odiábamos a las mujeres, y a las mujeres que nosotras éramos
peligrosas porque nos disputábamos a sus chongos ¡Faltaba más! Se los regalamos
a la hinchada de cualquier club de fútbol.
Yo solo le pido compañere que no nos pidan
coherencia porque no la necesitamos, esa coherencia de la que usted se jacta se
la metieron en las escuelitas de formación donde la pirámide de la hegemonía
dice clase trabajadora. Claro que tenemos contradicciones, día a día: cojemos
con todos mezclados en nuestras instituciones, en nuestras camas, en las
plazas, en las comisarías, en los descampados, pero no andamos pidiendo
coherencia, sólo vamos por nuestra hermosa existencia que tiene mucho de
sororidad, o solaridad si le gusta más que es lo contrario a la complicidad
machista.
Que su orga no se pudra del todo, que su
planteo no quede del lado de la iglesia a la hora de hablar desde los pobres y
las clases obreras, que el feminismo y la mariconada le tienen reservado un
lugar en la lucha, pero no adelante sino rompiéndose la cabeza para matar el
macho. Y no se preocupe no lo queremos matar a usted, eso de paredón paredón es
un canto de lucha, matar el macho que hay en vos ¡No a vos!
Y sepan todos, todas y todes, que estaremos el
8 de agosto para que se apruebe el derecho de las personas gestantes a tener
aborto legal, seguro y gratuito, porque si cree que es sólo un derecho para las
blancas, no entendió nada. Nosotras vamos por todas las libertades, las
sexuales, las de las vidas gozozas, plenas y llenas de felicidad porque no
queremos que ninguna marica ni femineidad tenga que pasar por todo lo que hemos
pasado: nadie tiene que sufrir más, nadie más tiene que morir por el machismo.
Hoy es el momento de ser lo más bochornosamente felices que debamos ser.
Ningún clóset más!
Salí de la heterosexualidad obligatoria!
Notas
1. Néstor Perlongher. Se hacía
llamar “la rosa” en clara mencion a Rosa Luxemburgo. Activista del Grupo Eros,
y uno de los fundadores del FLH (Frente de Liberación Homosexual). Poeta y
escritor neobarroco. Fue un entusiasta activista de la causa de la iberación
sexual en los años setenta. Exiliado en Brasil realizó su tesis doctoral sobre
la prostitución masculina.
2. Manuel Puig. Escritor
argentino conocido internacionalmente. Uno de sus garndes obras “El beso de la
mujer araña”, editado en 1976, trata sobre la relación dentro de una celda, de
una marica y un revolucionario. Apoyó al FLH económicamente.
3. Valeria de Mar Ramírez.
Primera travesti de la provincia de Buenos Aires que diera testimonio en los
juicios de Lesa Humanidad. Estuvo detenida en dos oportunidades en el
denominado ex CCD Pozo de Banfield, junto a otras travestis de las cuales no
hay noticias de su paradero. En la actualidad se encuentra litigando con el
Estado por una reparación económica.
4. Carlos Jáuregui. Primer
presidente de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) en el año 1984. Fue el
pionero de la visibilidad de la comunidad LGTBI en Argentina. Amigos
entrañables junto a Lohana Berkins, trava fundadora de la lucha travesti en
Latinoamérica. En los años noventa militó en contra la estigmatización de las
comunidad a partir de la pandemia del HIV SIDA.
5. Diana Sacayán. Activista
travesti argentina. Fundadora del MAL (Movimiento Antidiscriminatorio de
Liberación). Promotora de la Ley de Cupo Laboral Trans, que hoy lleva su nombre
en la provincia de Buenos Aires. Asesinada en el año 2015. En el juicio por el
esclarecimiento de su travesticidio se dio perpetua al único enjuiciado por
“homicidio agravado por odio de género y violencia de género”.
6. La “Moma”, Carolina Gonzalez
Abad, mujer trans platense asesinada en el año 2011 en la zona roja. Compañera
aguerrida y luchadora. El juicio por su
travesticidio en el año 2018, llega a fojas cero.
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