viernes, 17 de abril de 2015

El irse como posibilidad


Como posibilidad de irse por lo menos sólo con la cabeza
Los viajes son un poco eso, las vacaciones son un poco eso, más allá y más acá del capitalismo, del trabajo asalariado/ precarizado, en negro o blanco, o de colores pero en las condiciones más desventajosas. 
¿Quiénes nos vamos de vacaciones? ¿Quiénes estamos bajo relación de alguna dependencia institucional, o no… para tomarnos una semana de vacaciones en invierno, una, dos, tres cuatro o un mes en enero?
El irse con la promesa de la vuelta, uno al irse, o con solo pensar la posibilidad de irse, renueva las ganas de volver diferente. Hacer todo lo posible para irnos es una estrategia para continuar en nuestros lugares de otras maneras, ir a esos otros lugares, o los no lugares, o lugares a crear.  
Quién haya hecho psicoanálisis sabe hasta el hartazgo la cuestión  de los lugares: donde nos ponemos, donde nos ponen, cómo podemos hacer para salir de esos lugares que no nos han hecho felices. Por ahí no encontràs todavía el lugar del deseo total, pero podes salir del lugar de la incomodidad, eso ya es una montòn.
Las opciones son así: la contradicción en sí misma, en el momento que pienso como una posibilidad irme, aparece como idea fuerza quedarme. Irme para qué, quedarme para qué. Irme para cambiar el contexto, el lugar. Las personas y las posibilidades. Pero nunca idealizar el viaje, me voy conmigo misma, conmigo misme. Sigo con mi persona, con mis miedos, expectativas, ansiedades, sigo con las pocas o muchas esperanzas, con las pocas o escasas creencias, con las fuerzas más o menos amoldadas en el trayecto hasta ahora.
El irse como posibilidad. El irse como posibilidad de cambio, de cambio de estado. Y no de estado civil, político como el juego de nuestras niñeces. El estado mental. Cuando me subo a un bondi y viajo 20 horas, o me tomo un avión y pasó tres países por debajo del cielo en cinco horas, esa distancia es tiempo, es espacio mental. La posibilidad de irme me da al menos la posibilidad de ese espacio mental: qué hago, qué estoy haciendo, que voy siendo, qué cosas podrías hacer, qué cosas podría cambiar de rumbo. Y por ahí solo es un milímetro de esperanza, una pulgada de pasión, una mirada sostenida, pero el aire en la mente, el espacio en el pensamiento no se ocupó con más neurosis, sino con acción.
La posibilidad de viajar es solamente humana, la capacidad de sentirnos libres, salvajes, del misterio de otras tierras pueblos y culturas es un posibilidad netamente de las personas. Y esto nos da el privilegio de usarlas en la  pintura, en las letras, en los relatos, en dedicarnos a contar experiencias vividas, en experiencias deseadas, en reproducir otros relatos, en hacer relatos con otres en inventar otras historias diferentes, otros destinos felices, diferentes a los conseguidos hasta ahora.
En Caracas uno se puede sentir parte de un todo, no entender mucho los códigos de una capital que se ha llenado de revolución y que convive con asesinatos, sicarios, mucha morenidad y muchas palabras, con muchas personas superistrionikas. Yo me sentí como en las afueras de la vecindad del chavo. En Colombia me sentí en un lugar maravillosos, de tierras del García Márquez, en un realismo mágico de la Allende, pero con mucho calor. De historias de brujas y narcos, de trueques de vida por transmileños, donde un rubio puede ser temido, violado, robado y/o estafado. Donde los argentinos no somos los sabelos todos, donde no somos el centro de la vida, donde no somos la Francia de Latinoamérica, donde te roban en pleno primero de enero de cualquier comienzo de cualquier año. Donde el reaggetton y la bachata  no se ponen en cuestión, donde las figuras y los acercamientos tampoco se discuten, se ejercen.
Viajar para volver. Para volver al punto de partida o a otro punto de partida. Uno no vuelve para volver siempre al mismo lugar, para volverse, revolverse darse y encontrarse.
De esto se trata amigas amigos amigues de encontrarnos de viajarnos un poco, de llevarnos por otras posibilidades de dejarnos llevar por otras miradas por otros brazos por otras cabezas dejar de ser un poco nosotros para ser otres y para volvernos y devenirnos en otres.
De eso se trata de barajar y dar de nuevo, dar todas la veces que sean necesarias para que el partido sea divertido para que ganemos todes, para que nadie quede afuera, que queden afuera de estos juegos, sólo aquellos que nos desacatan por no dejarnos ser. Que queden afuera los asesinos de los sueños, los pesimistas del deseo… ¿Para qué voy a hacerlo sino se va a dar?
Para que vayamos por todo yo te pido que vayas por todo yendo a por algo. Comenzá con una mirada, con un saludo al sol, con una patada de krol, con un mate tibio, con un té común para después ir por el de hierbas, con un planta, con un potus que crece y se mantiene casi solo, para ir luego por el bosque. Comenzar por algo es ir por el todo, y que todo sea comenzar por algo.



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