No sé por que justo hoy me ha
invadido una nostalgia inmensa
Una nostalgia de no estar más en
ese mismo lugar y pensar en tantos otros lugares donde he estado, pensar en mi
ciudad natal, Bahía Blanca, en determinados ruidos… desde la ventana de mi
nuevo lugar de trabajo veo en pleno febrero varios chicx nuevitxs que recién vienen
a estudiar a la plata y me agarra una cosa acá debajo: todxs fuimos esos seres
con expectativas miedos y muchos años menos sobre todo, no sabíamos lo que sabemos
hoy y no somos lxs mismxs
Y me permito divagar por que hoy
usted me preguntó si había escrito algo respecto de mi viaje, viaje que
realmente fue intenso y de alguna manera un cierre de una etapa que seguro
tiene que ver con la familia pero más concretamente con eso que quise hacer yo
con la historia media desdibujada de una familia condicionada por el exilio: mi
hermana y yo somos los únicos argentinos de toda esta historia, creo que nunca
esa Eugenia de niña, de adolescente hubiera siquiera imaginado tener hijos en
otro país
Y esta crónica tiene ese título
de Crónica para usted, porque así me permito concentrarme en usted y sus ojos y su escucha
y nadie más
Y también para que el deber ser
de contar parte de mi historia no sea tan fuerte y pueda decir cosas sin tanto
tapujo
Esta crónica es para usted
El hito fundante de nuestra
familia fue el exilio, el exilio de un hombre trabajador y militante de la
Unidad Popular de Chile con una joven pueblerina del sur del país trasandino
Él fue detenido en el estadio
nacional desde el 11 de septiembre hasta el 11 de octubre, lo largaron con la
premisa de que tenía un tiempo estimado para
salir corriendo y si llegaba a salir
vivo, esa era su recompensa: vivir
Así Jilberto salió corriendo,
corrió, corrió nunca miró para atrás, corrió corrió pasó por su lugar de
trabajo en pleno proceso con carabineros en todas las calles hasta en los
desagües y pasó a retirar el sueldo del mes que había trabajado, sí lees bien:
pasó a buscar por su paga, porque tenía
que volverse al sur a ver a su familia
…
María Eugenia, Quena, menor de
edad había quedado en verse detrás del cementerio con ese hombre diez años más
grande para irse, era menor de edad, pero el parecido físico con su hermana
mayor la ayudó para usar sus documentos y pasar la frontera
Eso fue al siguiente año una vez
que él buscara un lugar donde parar en el país hermano
Ella se fue, salió por la ventana
a la noche sabía que si se iba de ese pueblo esa noche era para no volver nunca
más sus padres no se lo perdonarían como a su hermana no le habían perdonado
quedar preñada sin casarse
Obsesionada con el plan de la
huida para que no crujiera el piso de madera para que no hubiera un gesto que
la delatara el día en que iba a ser su última once en familia la última vez que
pondría la mesa para todos en la familia la última vez de estar asustada de que
llegara curao su viejo y la matara a combos a su vieja que de tan aguerrida ya
no gritaba ya no lloraba ya nada miraba siempre hacia arriba como virgen a la
espera del espíritu santo que la elevara de aquel, su calvario
Tan concentrada en su plan que no
cayó en la cuenta que aquella madrugada comenzaba un nuevo aniversario del
natalicio de su progenitora no cayó en la cuenta y ese sería su primer pecado
…
Encerrada con llaves en esa casa
del barrio de obreros chilenos y cordobeses estar encerrada en el país que le iba
a dar su libertad -era el encierro- no hay encierros que no te vuelvan loca no
hay encierros que no te den pánicos no hay encierros buenos y encierros malos
hay encierros hay prisiones hay carceleros de vidas de historias hay quienes se
quedan con la llave de una casa pero no pueden abrir quimeras de amor
-
Tú papá nunca la quiso,
Sentenció mi prima después de
quince años que no la veía
-
Tu papá la encerraba a tu mamá allá en bahía,
nunca la quiso
Encuentro a mi tía, llego a su
casa luego de quince o doce años, se me equivocan las fechas de mis viajes,
desde el primer día que la vi a mi tía, y la he visto cuatro veces en mi vida y
cinco en la de ella, que busco el parecido y trato de hacerme en ese momento
donde los pacos miran la cédula de identidad de mi mamá, y la miran y le repiten
el nombre Eliana Carrasco, Eliana Carrasco 21 años, Paillaco, Chile
Será esa hermandad tan hermanada
que en casa de mi tía Eliana me quedé como una semana y no nos podíamos ir más
y cada desayuno cada once y nos mimaron tanto que no querían que nos vayamos y
nos dijo despacito que nos iba a extrañar sí mi tía que no nos vio nacer, que
me vio a los meses, luego a los doce, luego a los veinte años y ahora, me dijo
que me iba a extrañar
Se extraña lo que nunca se vivió
me pregunto se extraña el pueblo donde huiste se vuelve al pueblo de donde te fuiste
se vuelve de una huida se paga una huida se cierran las heridas se olvidan los
olvidos se deja de llorar se deja de volver se viven despidiendo los exiliados
las exiliadas del amor
El primer día, el segundo día, el
cuarto y no le pregunté sobre el hito de la familia, no me pareció que era una
pregunta para hacer siempre sentí que fui el integrante de la familia que hurgó
por donde nadie quería hurgar y no le pregunté a la tía del día de la huida
Lo único que pregunté fue ¿Hace
cuánto tía que mi mamá se fue para la argentina, hace cuarenta años? Tampoco nos
cierran los números, cuarenta digo yo, cuarenta y tres dice mi tía y mira hacia
abajo
Alo alo así es el saludo en los
pueblos de Chile cuando uno quiere saber si adentro hay gente en la casa, alo
aló con acento aló señora María, y la señora María salió a abrirme, abuela soy Cristián,
su nieto, siento a veces que yo vuelvo del exilio que vuelvo yo con otrxs más
Abuelaaaaaaaaa y la abrazo a la
abuela que ya tiene ochenta y seis años está sorda usa bastón y me dice que
estoy más gordo y más viejo y le digo claro que sí, la última vez que nos vimos
fue hace doce años
Entramos con mi amiga a la casa
donde sucedió todo
Hay cosas que yo creo que desde
la última vez que vine no se han cambiado de lugar y por ahí hace muchos años
que no se mueven
Mi abuelita vive con su hija
menor Adriana, la solterona y la que está media loca y la que tiene un pecho
menos la que inventa historias la que copuchea (chismosa) pero la que acompaña
a la abuela maría
Esta casa expulsa le digo a Pau, mi
amiga que me acompañó, me tenía que ir le digo, quería verla a mi abuela pero
me quería ir al tiro
…
-
Primo te voy a pedir una cosa, todo lo que me
contaste anoche, no se lo cuentes a mi mamá, dale? Me da vergüenza pedirte esto
No te preocupes le digo a la hija
de Eliana, Ximena, no vine a desmoronar ninguna idea de la vida actual de mi
vieja, es grande y es claro que ella necesita hacer como que su esposo actual,
no mi papá, es su pareja perfecta… es claro que necesita decir que su esposo es
perfecto, lo adoran allá, su esposo no es mi papá, a mi papá no lo quieren allá
y está bien, así es la vida…
No entiendo por qué tenemos la
necesidad de los cuentos de hadas, no existen hadas príncipes y claro está que
nadie se salva de creer en leseras (boludeces)
Esta crónica ya no se para quien
es, si para usted o para mí, discúlpeme que lo entrometa en estos rollos
familiares, pero mientras escribía las líneas anteriores me preguntaba qué diría
mi hermana si leyera esto, me preguntaría sobre la veracidad de los hechos, si
se lo mostrara a mi viejo me diría como
me dijo una vez que yo “tergiversaba los hechos” cuando me pidió que le
escribiera su encierro en el estadio nacional para cobrar la reparación por
exiliado político: “no estábamos hacinados” me dijo, estábamos parados uno al lado
del otro y los que se desmallaban, los sacaban y quien sabe cuál sería su
destino
Le pido de nuevo disculpas que lo
entrometa en estos rollos yo le iba a contar de la isla de Chiloé del tai chi
que hicimos en el pacífico de la tirada del i ching del pisco sour que hace mi
prima de lo bien que vi a otra tía de que me crucé con dos tíos, hermanos de mi
papá, en una plaza, que todas las plazas de Chile tiene wifi free que el mote
con huesillo es riquísimo que jugué al fútbol con los hijos de mi prima Ximena,
que el Benja de ocho años me dijo varias veces: usted tío tiene que divertirse,
despegar la mente que nadé contra las olas del mar y que no siento más culpa
Y esta crónica es para usted
porque nunca me habían preguntado si estuve enamorado de mi papá.
3 comentarios:
Lleno de poesía, de sensibilidad y humanidad, esa que todos llevamos como podemos. La hitoria que contamos nunca es la verdadera, es la que vive en nuestro interior...te quiero Cris! gracias...
Querido Cris, o Malas Lenguas tus ojos....esa mirada amiga, comprometida, tristona a veces...hay tantas historias para contar..y sí que las contamos y me alegra tanto poder leerte con palabras, pues tu mirada y tu corazón están siempre conmigo, te quiero bello!
no sé porque dice sol...soy estela. besos
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