jueves, 27 de junio de 2019

esa verdad insoslayable, la memoria



A veces parece que se trata de una acción que podemos hacer solo quienes tenemos tiempo para hacerla; a veces parece desencajada de lo urgente: es necesario la comida y el abrigo; también parece que fuera una condición la reflexión para hacerla o para transitarla pero la memoria no se hace desde el escritorio, aunque a veces sea necesario que alguien esté pensando. La memoria no se produce desde un mero acto intelectual: recuerdo a personas y hechos, investigo, busco fuentes y relato hechos. Y parecería que la memoria tampoco es una acción perecedera, no la necesitamos para vivir día a día, no es el aire que necesitamos para vivir y para que nuestros órganos continúen su actividad.
Pero yo creo que sí es una actividad esencial de toda existencia. Por más que el hecho reflexivo para les seres humanes sea la actividad que nos diferencia de los demás seres vivos, tantas veces usada para la matanza de almas e ideas, nuestra vida sin memoria es casi como una vida sin agua. La memoria no llega en forma de paper, llega en varios lenguajes, formas y de diferentes tonalidades. Qué sería la vida sin la memoria de los besos, qué sería sin la memoria de resistencia en nuestras cuerpas en medio de todas las soledades. La memoria no es solo un acto, es una percepción, es una verdad que se sabe antes de reconocerla en el ámbito de las ideas.
¿Cómo es posible que todo esto pueda sucederme a mi solita? Claro, no me pasó a mí solita, nos ha pasado y sigue sucediendo a muches. Y eso lo vamos sabiendo a media que vamos saliendo de nuestro huevo roto de la infancia, digo roto porque algún animal lo pisó y zafamos como pudimos, o por el simple hecho de haber salido del huevo de nuestra pequeña existencia.
Y así gateamos, y así jugamos y así vamos tejiendo relaciones con otres seres parecidos según cada época de nuestra vida. Y cada vez tenemos menos memoria del pasado más lejano, y ocurre que a veces nos olvidamos de todo. O como nos suele pasar de tener recuerdo dispares con  parientes de nuestro círculo familiar.
Me repito cada día que nada es casual, que cada decisión: grande, pequeña y la más simple es una posibilidad de entrelazamiento en el medio de la parte del cosmos que nos toca habitar. Somos seres resonantes, resonamos con aromas, texturas.  Por eso vuelvo a repetir que la memoria no es solo un acto o una acción que nos permite vivir el día a día. No solo tiene que ver con la conciencia de esa acción, que claro que es política y sí o sí visible, o no será. Pero te pregunto: ¿Cuándo supiste que no formabas parte de la normalidad? ¿Cuándo fue que caíste en esa idea de estar por fuera de una norma? ¿Sobre qué ideas comenzaste a construir tu verdad, tu identidad y tu historia? ¿Qué personajes de tu entorno o de lo público te sirvieron para armarte y también para desarmarte?
Yo creo también que aquelles que vivimos mucho tiempo en una especie de limbo, de oscuridad por mucho tiempo. Ninguneades por nuestra propia percepción de la vida, luego por un afuera un poco difuso, pero bien contundente, hoy somos posibilidad de luz, de alumbramiento de vida. Y no porque tenga la noción de evolución, aquelles que hemos estado en los peores lugares, no quiere decir que no volvamos a ellos, pero hemos visto de frente nuestros propios demonios, y cuando lleguen nuestras diosas del deseo tenemos toda la oportunidad de no dejarlas ir antes de que no den la poción de todas las libertades.
Esa verdad insoslayable, esa verdad que nace de tu corazón, la que te dice algo que en principio no tiene palabras, eso es parte de la memoria. No hay una sola manera de hacerla, de pensarla o recrearla, la memoria son todas esas cicatrices de todas aquellas almas que nos antecedieron hace miles de años, cientos o unas cinco décadas atrás; y de las personas con quienes cruzamos nuestras miradas ahora mismo, con quienes compartimos deseos, activismos, flujos y besos.

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