domingo, 6 de octubre de 2013

Cuando tocan una felicidad, nos tocan a todes!

Releyendo mi biografía, que siempre vuelve en algún suspiro, en alguna canción, en algún olor, me voy dando cuenta las causalidades de mis decisiones, de mis deseos… tanto aquellos que quedaron truncos como estos que voy decidiendo vivir de a poco, con miedos, o de repente con mucha pasión, atolondrado… a veces yendo hasta más rápido de lo que me da el cuerpo y la cabeza… “Acordate a dónde ibas” dice una canción, “que el futuro es hoy” 
Creo que cada golpe, cada risa “como cicatrices en la espalda” como reza la Lemebel en su Manifiesto, no fueron en vano ni lo serán. Y esas risas las voy convirtiendo en risas de amor, de alegría del camino. Ningún socialismo, ningún feminismo, ninguna ideología que pretenda la liberación de todas, todos y todes sin la alegría del trayecto, de nuestros trayectos humanos posibles, puede que llegue con todes nosotres juntxs. No podemos esperar a que venga cualquier proyecto que nos diga que a partir de allí serán posibles las felicidades. Las felicidades vamos construyéndolas hoy, de a poco, con todos los esfuerzos, con menos de algunxs, con más de otres, más o menos convencidxs, pero las felicidades las construimos colecticvamente y ahorita nomás.
La primera felicidad que yo comencé a construir fue la del amor. Pero para eso tuve que destruir las grandes verdades del amor romántico, del amor ideal de la media naranja, de la otra mitad. No quiero pensar más en mitades, en pedazos, en seres neuoróticos que se buscan sin encontrarse. No puedo tener una verdad a priori sin ponerla en acción y relación con las de otres. Si tantas veces buscamos el amor romántico, con media naranja de por medio, con príncipes azules y princesas depiladas y nos fue para la mierda… algo deberíamos aprender. Sino la otra cuestión sería recorrer el mundo en busca de esa persona hasta encontrarla, si antes no encontramos la locura desquiciada.
La felicidad es reconstruirse, para aquellxs que buscamxs construir una nueva y nuevas felicidades conjuntas. Es buscar el encuentro entre aquellxs que nos buscamos libres, lindxs, locxs e irreverentes. Es buscarnxs y encontrarnos en las camas, en las calles, en las plazas y porque no en las duchas! Contruirnos como sujetxs posibles y hacibles de felicidad es un desafío de quienes creemos que no se posee a nadie, que no somos objetos ni sujetos sujetables o posibles de objetivarnos por ninguna otra persona, ni por las ciencias, ni las sociales ni las duras ni las blandas.
Las felicidades son los encuentros, los mates, las cazuelas, los guisos, los besos, los abrazos, los abrazos interminables. Las manos, las manos en las espaldas de otrx compañerx, la mirada tierna entre compañerxs, las miradas cómplices de aquellxs que nos sabemos en este camino de miradas tiernas. Las felicidades son las respiraciones tranquilas de sabernos compañerxs, sabernos hermanos y hermanas de camino. Sabernos tranquilos, pero atentxs cuando tenemos que bancarnos las toscas de aquellos que no dudan un segundo en querer romper estas felicidades que vamos construyendo. Cuando tocan a una felicidad, nos tocan a todes!
La felicidad que yo voy pudiendo con otres es este camino del antipatriarcado, la felicidad que voy haciendo con otres es la ternura, por que hablo de ternura compañerx, hablo de eso… si muchas veces nos hemos encontrado tan desarticulados con los deseos tan escondidos, es porque han hecho bien en despojarnos de la ternura. En cualquier plataforma de cualquier proyecto político que quiera desarticular las relaciones de poder, que quiera instaurar una patria para todes, debería incluir la demanda de la ternura, la ternura como acto político y cotidiano capaz de transfromarnos profundamente en sujetxs revolucionarixs. Sin ternura no hay proyecto político emancipatorio que llegue a buen puerto. Sin ternura compañerxs, el amor y la revolución no son posibles. Sin ternura, ni amor, y sin el feminismo de la igualdad no hay revolución posible. Porque después de socialismo que viene detracito? Sin feminismos no es posible el socialismo. El socialismo es felicidad, es feminismo es indefectiblemente amor y ternura compañerxs. Por eso cada vez que decimos sin feminsimo no hay socialismo, no es una consigna barata a nuestras pretensiones, es una consigna llena de sentido y construida por compañeras, y también por compañerxs que creemos que la felicidad es nuestro proyecto posible día a día.
¡Cuando tocan una felicidad, nos tocan a todes!

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